El Ejército turco y la exfilial de Al Qaeda se enfrentan en la frontera siria

Vehículos armados del Ejército turco, en el paso fronterizo hacia la provincia siria de Idlib.El Ejército turco y combatientes de la coalición Tahrir Al Sham (paraguas de facciones islamistas bajo el liderazgo de Fatá al Sham, antigua filial de Al Qaeda en Siria) se han enfrentado este domingo en la frontera siria. Miembros de Tahrir al Sham han disparado contra efectivos turcos cuando se disponían a retirar parte del muro que delimita la frontera entre ambos países. La batalla tiene lugar al tiempo que Ankara inició esta mañana el despliegue de sus efectivos y vehículos militares como primer paso para implementar el acuerdo sellado en septiembre entre Turquía, Irán y Rusia. El pacto prevé el establecimiento de una zona de distensión en la provincia de Idlib, la cuarta en todo el país.Por el momento, las fuerzas turcas no han penetrado en territorio sirio, pero la fortificación de la frontera continúa. Al menos 20 carros de combate y decenas de vehículos blindados han llegado en los últimos días a la localidad fronteriza de Reyhanli, en cuyos alrededores ya llevan un mes estacionadas dos brigadas de sus fuerzas especiales. Desde ahí, el Ejército turco apoyará a los rebeldes con su artillería y “si hace falta, también intervendrá la aviación”, según afirmó el comandante de las Fuerzas Aéreas de Turquía, Hasan Kuçukakyüz, quien se desplazó hasta la frontera para supervisar la operación.

“Para Turquía esta operación es cuestión de asegurar su frontera frente a Al Qaeda pero también de frenar a las Unidades de Protección del Pueblo kurdas (YPG, por sus siglas en kurdo) en Afrin con el apoyo ruso”, valora en su cuenta de Twitter el experto Charles Lister, director del departamento de contraterrorismo del Middle East Institute. Ha sido precisamente el respaldo de Washington a las YPG en tanto que principal aliado en el terreno para combatir al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en ingles) el que ha provocado un distanciamiento con Ankara y un vuelco en las alianzas regionales en el tablero sirio. Para Turquía, frenar el avance del YPG en su frontera sur -a quien tilda de grupo terrorista-  se ha convertido en la prioridad número uno. Con el acercamiento entre Erdogan y su homólogo  ruso, Vladímir Putin, el derrocamiento de Bachar el Asad ha quedado en un segundo plano.
Sin embargo, Nawar Oliver, investigador del Centro Omran de Estambul descarta que se produzcan nuevos enfrentamientos: “Tahrir el Sham y Turquía llevan días negociando porque a los yihadistas no les interesa el enfrentamiento ahora”, valora al teléfono y desde Turquía. “Pero todo depende de cómo evolucione las divisiones internas de Fatá al Sham, donde la parte de combatientes extranjeros más radicalizados están decididos a luchar”, acota.
La incertidumbre ante el estallido de nuevos enfrentamientos mantiene en vilo a los habitantes de Idlib, muchos desplazados de otras zonas del país. Cansados del férreo control impuesto por los hombres de Tahrir al Sham, las manifestaciones ciudadanas se multiplican. “Huimos de la pesadilla de Alepo para buscar un lugar más seguro. Ahora a la falta de servicios y a los bombardeos de los aviones del régimen nos exponemos a las luchas entre facciones”, se lamenta al teléfono y desde la ciudad de Idlib Barak, desplazada y madre de cuatro.

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