Estados Unidos, (Agencias), Donald Trump ha impulsado un encuentro la semana que viene
con los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y Brasil, Michel Temer,
para abordar la situación de la región latinoamericana y, muy especialmente, la
crisis institucional de Venezuela, en plena escalada autoritaria del Ejecutivo
de Nicolás Maduro. Fuentes de la Casa Blanca citadas por
Reuters la
cita, una cena este lunes en la Torre Trump de Nueva York, aprovechando su
visita con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que Trump
debuta como mandatario de la principal potencia. El líder peruano, Pedro Pablo
Kuczynski, estaba también convocado a la reunión, pero finalmente ha cancelado
el viaje por los problemas en su país.
El encuentro es un gesto relevante por parte del nuevo
presidente de Estados Unidos, que en su poco más de medio año de Gobierno ha
vuelto a congelar las relaciones con Cuba, ha intensificado las sanciones a
Venezuela, ha convertido la relación con México en una crisis permanente y esta
semana amenazó a Colombia con incluir al país en la ‘lista negra’ si no logra
frenar la producción de cocaína.
Estados Unidos, Colombia y Brasil coinciden en el rechazo a
la situación en la que el Gobierno de Maduro ha sumido al país, con graves
acusaciones de represión y tortura de por medio. El informe final de la
Comisión de Derechos Humanos acusa a las fuerzas de seguridad de provocar la
muerte de 46 manifestantes. El endurecimiento del tono de Trump, sin embargo,
inquieta al Ejecutivo de Santos, más favorable al diálogo.
Este cambio de registro estadounidense tiene que ver con las
palabras y con los hechos. El pasado 25 de agosto Trump impuso las primeras
sanciones económicas globales contra el Gobierno chavista al prohibir la compra
de deuda pública venezolana y de la petrolera estatal, PDVSA, con el fin de
estrangular la financiación del régimen. Hasta ahora, todas las penalizaciones
por parte de Washington se dirigían a individuos concretos -incluido el propio
Maduro- por acusaciones de narcotráfico o de vulneración de principios
democráticos.
Un par de semanas antes, el presidente había optado por
apretar las tuercas con unas declaraciones muy provocadoras, en la que advertía
a Caracas de que su Administración no descarta una intervención militar en el
país. "Tenemos varias opciones sobre la mesa y, por cierto, no voy a
descartar la militar", dijo a la prensa tras una reunión sobre Seguridad.
"No voy a descartar la opción militar, es nuestro vecino y tenemos tropas
por todo el mundo. Venezuela no está muy lejos, y la gente allí está sufriendo
y está muriendo", enfatizó. Las principales potencias latinoamericanas
salieron inmediatamente a expresar su rechazo.
Este viernes, el consejero de Seguridad Nacional de EE UU,
el general H. R. McMaster, puso a Venezuela como ejemplo de país que ha dejado
de cumplir su responsabilidad y consideró improbable contacto alguno entre
Trump y su líder en el marco de la ONU.
Pero la cuestión de fondo pendiente es el acercamiento de
Washington con el resto de Latinoamérica. Con la cena de lunes, "Trump
necesita demostrar que tiene buenos amigos en la región que comparten una
agenda con Estados Unidos, pero no estoy seguro de que vaya a obtener lo que
quiere", según declaró un diplomático brasileño citado por Reuters en
condición de anonimato. Este miércoles, el mandatario estadounidense acusó a
Colombia de incumplir sus compromisos internacionales contra el narcotráfico y
advirtió de que podría acabar por incluirla en una lista negra de países que,
según Washington, no luchan suficientemente contra esta lacra. "Estados
Unidos está considerando seriamente designar a Colombia como un país que ha
incumplido de manera demostrable sus obligaciones bajo los compromisos
internacionales antidrogas", dijo Trump en un memorando.
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