Africa, (Agencias) Los bosques, la densa selva tropical de Costa de Marfil y
sus inquilinos animales están desapareciendo a gran velocidad y, según la ONG
Mighty Earth, el principal motivo es que se los están comiendo los campos de
cultivo de cacao. La organización estadounidense, que ha realizado una
investigación sobre la deforestación en el principal productor de cacao del mundo,
Costa de Marfil, y en su vecina Ghana, denuncia no solo las graves
consecuencias medioambientales en las franjas autorizadas, sino también el
cultivo ilegal en zonas protegidas, del que participan las grandes
multinacionales del sector.
“La mayoría de los parques nacionales y áreas protegidas de
Costa de Marfil han sido totalmente o casi totalmente taladas y reemplazadas
por cultivos de cacao”, denuncia el informe El oscuro secreto del chocolate,
publicado este miércoles por la ONG, que señala a la industria del chocolate
como el principal motor detrás de la deforestación.
“Durante años, las
principales compañías chocolateras del mundo han estado comprando cacao de
zonas protegidas”, según la investigación, que acusa como responsables a los
gigantes del sector: Olam, Cargill y Barry Callebaut. Estas tres
multinacionales de la agroindustria controlan casi la mitad del mercado global
del cacao, que es un negocio multimillonario y que sigue creciendo. Mighty
Earth asegura haber encontrado comerciantes de las tres compañías comprando en
cultivos ilegales de zonas protegidas. Estos tres sellos venden después a las
empresas que lo comercializan, como Mars, Ferrero, Mondelez o Hershey.
El paisaje del sur y el oeste de Costa de Marfil está
dominado por los pequeños árboles cacaoteros y, en época de colecta, por sus
frutos amarillos. La economía del país depende del cacao – cuyos cultivos
representan un 40% del total mundial-. La cadena de producción empieza en esos
campos, cultivados por casi un millón de pequeños agricultores, pero el sector
del cacao afecta a un cuarto de la población, ya que unos 6 millones de
marfileños dependen directa o indirectamente de este producto para sobrevivir.
El 70% del cacao mundial se produce en África, en un
cinturón que arranca en Sierra Leona y llega hasta Camerún, pero el grueso se
concentra en Costa de Marfil, donde ya solo queda un 4% de su territorio
cubierto por selva tropical. Desde los sesenta su selva se ha reducido en un
80% y, desaparecerá totalmente, junto a sus especies animales, si no se toman
medidas.
En 13 de las 23 zonas protegidas del país, ha desaparecido por
completo la población de primates, y los elefantes, que son el emblema de la
nación, están en peligro de extinción tras ver su población reducida entre 200
y 400En 2015, el agridulce negocio del cacao movió unos 85.000 millones de
euros, y la demanda crece entre un 2% y un 5% anual. Casi 3 millones de
toneladas de chocolate y productos procedentes del cacao se consumen en el
mundo cada año. La demanda aumenta, la deforestación también.
El sector del cacao marfileño se convirtió en un oscuro
negocio rodeado de corrupción desde la privatización en 1999. Durante la guerra
civil se acusó a los dos frentes de financiarse con los beneficios del cacao.
Desde 2012, con la paz, el Gobierno ha intentado organizar y sanear el sector.
La Organización Internacional del Cacao—que agrupa a países
y empresas, productores y consumidores—trasladó recientemente su sede de
Londres a Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil con el “objetivo de
acercarse a las necesidades de los productores”.
Mighty Earth denuncia “el
insostenible modelo de la industria del cacao” y alerta que se está exportando
a otros países y continentes. La República Democrática del Congo es el nuevo
foco en África, mientras que Indonesia y Perú lo son en Asia y América. Para
frenar y reparar estos daños, la ONG apela a la responsabilidad tanto de las
grandes multinacionales como del Gobierno marfileño, que, a pesar de tener
organismos dedicados a la protección de los bosques, están fracasando en esa
labor. Ni la Oficina Marfileña de Parques y Reservas, ni la agencia Sodefor han
sido capaces de blindar sus reservas.
Desde las compañías señaladas se reconoce el problema,
aunque las propuestas de solución son aún vagas. El informe muestra una
“realidad”, pero “lleva tiempo” poner en marcha medidas que solucionen estas
prácticas, admite Christiaan Prins, encargado de Relaciones Exteriores de Barry
Calleabut, en conversación telefónica. Según Prins, la compañía está trabajando
junto a ONGs y Gobierno para frenar el cultivo en áreas protegidos.
Cargill y Olam han reaccionado ambas con un comunicado.
Cargill, que remite a su programa la Promesa del Cacao, afirma que “están trabajando
para asegurar la sostenibilidad de la cadena, incrementando los procesos de
certificación”. Olam responde que la deforestación está en el “centro de
nuestros programas de sostenibilidad en todo el mundo”, reconoce el problema y
dice que por eso son cofundadores de la Iniciativa Coca y Bosques, que engloba
a 34 compañías y que, junto a los Gobiernos de Costa de Marfil y Ghana
presentará un detallado plan de acción el próximo mes de noviembre. Sin
embargo, acepta que “no hay una respuesta rápida”.
Si bien las compañías llevan años hablando de sus
compromisos con los productores, los derechos de los trabajadores y el impacto
medioambiental, las promesas no se traducen a la práctica. Migthy Earth insiste
en la urgencia de “adoptar y ejecutar planes detallados”. La rapidez de las
medidas tiene que superar el ritmo de deforestación.
Con informacíon de: El Pais


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